Día 33. Hod de Hod

¡Shalom a todos! bienvenidos a un día más, aunque no es un día más, es un día especial de estos “49 días para rectificar tus Sefirot”.

Estamos en Lag Baomer, se dice así porque Lag es Lamed que tiene valor numérico 30, Guímel, que tiene valor numérico 3. Así pues, estamos en el día treinta y tres del Omer y hoy hay gran celebración por ser la “Hilulá”, el día de la alegría y también el día que partió Rabí Shimón Bar Yojai, el autor del Libro del Zohar, Libro que es, de alguna manera, la fuente de toda esta sabiduría de las Sefirot y de la Cabalá.

Nosotros ya hemos visto que Hod significa la integridad, la aceptación, el agradecimiento por lo que hay y el esplendor, la belleza que sale de esa actitud. Así pues, Hod de Hod es la Sefirá de hoy, es la máxima expresión de lo mismo y tenemos que preguntarnos entonces, ¿qué tiene que ver esto con el Libro del Zohar?, ¿qué tendrá que ver esto con Rabí Shimón Bar Yojai? bien, la idea de la aceptación de todas las cosas, solo tiene sentido si nosotros tenemos una suposición antes. Y es que todo lo que ocurre tiene un motivo de ser, no solo eso, sino que también todo es para nuestro bien supremo y no solo eso, sino que esto viene de alguien que está haciendo eso para nosotros, que es el Creador de todos los mundos, El Ein Sof, El Infinito, es entonces que no nos queda otra que Hod, que la aceptación.

No solo la aceptación, sino el agradecimiento por todo lo que hay, la admisión de que lo que hay, es lo mejor que podría haber en este momento, pero esto que, a priori, parece algo simple, nos lleva a el conocimiento y a comprensiones aún más y más profundas. Si nosotros decimos que todo lo hace el Ein Sof, aquí vienen muchísimas preguntas, incluso de carácter teológico, ¿Dios está detrás de todo?, ¿cuál es su relación con el mundo?, ¿acaso todo es Dios? Preguntas de carácter moral, ¿Si el Ein Sof está detrás de todo, qué pasa con el libre albedrío de la gente?, ¿Si Dios está detrás de las palabras que me está diciendo mi vecino, qué pasa con el libre albedrío de mi vecino? Preguntas de carácter existencial, quizás eso nos lleve a una filosofía de vida determinista, que significa que todo ya está planeado de antemano y no podemos cambiar nada, todo lo que tendría que pasar es lo que ocurre y yo no tengo libre albedrío para cambiarlo.

Entonces, obviamente, todo esto afecta mi modo de ver la vida, a mi manera de tomar responsabilidad por el mundo, es muy sencillo decir “todo viene de Dios”, “Dios lo es todo”, “acepta todo porque Dios te lo está mandando” pero decirlo es una cosa, comprenderlo es otra y ahí está la relación entre Hod de Hod y Rabí Shimón Bar Yojai y El Zohar. El Libro del Zohar es el Libro que revela la verdadera Cabalá, que no es más que un Libro de la comprensión de la relación de Dios con el mundo y de la relación del mundo con Dios. La Cabalá no fue escrita para que seas más feliz, no fue escrita para que consigas tus metas, ni siquiera fue escrita para que seas mejor persona, para eso ya habían otros libros, para todas esas cosas.

La Cabalá tiene como máxima el comprender a Dios, el conocer a Dios en toda su amplitud, el conocer cómo Dios se relaciona con su mundo, cómo nosotros podemos relacionarnos con él, cómo podemos unirnos a Él, apegarnos a Él y sobre todo cómo podremos comprender la máxima de la Torá, el Ein Od Milvado, no hay otro fuera de Él, no hay otro poder en el mundo fuera de Él, no hay otra cosa que esté afectando, influenciando a parte de Él y poder vivir la realidad, donde a veces experimentamos todo lo contrario. Siendo pues, el Ein Od Milvado, el no hay otro fuera de Él, la máxima de la Cabalá, la máxima del Zohar, se entiende que tenga relación con el Hod de Hod, porque si tú entiendes que Ein Od Milvado, de verdad lo entiendes, no hay otro fuera de Él, no hay otro poder fuera de Dios, entonces no te queda otra que revelar y rectificar tu Sefirá de Hod en primera instancia.

Si pasamos a la práctica, creo que la Sefirá de Hod nos obliga a darnos cuenta, que siempre que estemos en desacuerdo con la realidad, estaremos en desequilibrio. Nuestra alma vino al mundo, dicen los Sabios de la Cabalá, sabiendo las cosas que tenían que ocurrirle, no decidiendo hacer cosas malas o cosas buenas, eso es el libre albedrío, pero sí sabiendo el escenario, las cosas que tendrían que ocurrir. La forma de su cuerpo, si tendría que haber algo en su cuerpo o algo en su Nefesh, en su ser, o algo en su familia, o, Dios no lo quiera, alguna tragedia que tuviera que pasar y todo eso la Neshamá, el alma, vio que ocurriría y aceptó bajar al mundo, en plena comprensión que pasando todo eso, llegaría así al Tikun completo de ella misma, del alma.

Así pues, la primera acción del alma, fue la aceptación y ahora cada vez que aceptamos la realidad, el escenario que nos toca vivir, estamos en sintonía con nuestra alma. El alma es el objetivo de nuestra vida, el propósito, la aceptación nos pone en sintonía con el propósito superior, Divino que nos hace trascender de nuestro ser.

Ahora, el ejercicio práctico es solo una pregunta y la pregunta es: ¿Es eso verdad?, esta frase tiene que ser un mantra para tu vida, la tienes que repetir una y otra vez durante tu vida, siempre. Cuando en tu corazón aparezca frustración, enfado, tristeza, presión, tensión, date cuenta de que éstas tienen un motivo en tu mundo mental, estás creyendo que algo no tendría que ser como es, por eso te enfadas, por eso te frustras, piensas “no debería ser así mi pareja, mis hijos deberían comportarse de otra manera, no me tendrían que haber dicho eso” y te frustras, te enfadas, ¿por qué?, porque no hay aceptación de la realidad.

Eso no quiere decir que no tengas por otro lado la Sefirá de Netsaj y aspires a que tu matrimonio sea distinto, tus hijos sean distintos, no significa que no, pero tienes que aceptar lo que hay hasta hoy, para que después puedas intentar cambiarlo, no desde la frustración y el enfado, sino desde la aceptación, desde la integridad, donde puedas aplicar todas tus fuerzas, donde se revele la belleza, el esplendor y desde allí intentes hacer el cambio.

Por lo tanto, el ejercicio es así, cada vez que se despierte un sentimiento en ti, busca la raíz en una creencia. Sentimiento de enfado, raíz “mis hijos no deberán haberme dicho esto” pero pregúntate ¿es eso verdad, que no deberían haberlo hecho, en pasado? Quizás sea verdad que no quieres y aspiras a que no lo hagan más y que harás todo lo posible para que no lo hagan más, pero que no deberían haberlo hecho, es falta de aceptación, ya lo han hecho y esa es la realidad, es tu realidad que tienes que afrontar.

Pregúntate, ¿es eso verdad?, no, no es verdad, es una mentira que no tendrían que haberlo hecho, porque sí lo han hecho y ahí viene la aceptación y desde esa aceptación vas a alcanzar integridad, esplendor para poder arreglar la situación. Además puedes ver la reacción, cuando no aceptas y dices “ellos no deberían haberlo hecho”, no ganas nada, te frustras, te enfadas, reaccionas impulsivamente y todo es mucho peor. Cuando aceptas, “es verdad, lo han hecho, esa es la realidad, lo acepto” ¿qué puedo sacar de aquí?, ¿cómo voy a mejorar esto?, ¿cómo voy a hacer de esto una situación mucho mejor?” Pero desde la aceptación, ¿qué puedo aprender de mí?, ¿qué puedo aprender de ellos?, entonces los resultados siempre son mucho mejores.

En el Salmo 67 encontramos la palabra “Elohim” y no en vano, porque Elohim es en la Cabalá, guematría, valor numérico de la palabra “Hateva”, las dos valen 86. Hateva es la naturaleza, detrás de todo lo que a ti te parece un proceso natural, se esconde Elohim, Dios. Es por eso que hay que aceptarlo, no es el curso natural de la historia, es Dios.

En el Ana Bejoaj encontramos la palabra “Nahel”, pedimos al Jasin Kadosh, lleno de misericordia, de piedad y Santo, “Berojv Tuvjá”, por tu mucha bondad, “Nahel Adateja”, nos encontramos con la palabra Nahel, que es conduce, dirige a tu congregación.

¿Quieres que Dios te dirija?, acepta todo lo que Él te trae y ésta es la máxima rectificación, quizás de toda la Cuenta del Omer y por eso hoy celebramos la aparición de los misterios más profundos de la Cabalá, el Ein Od Milvado, no hay otro fuera de Él.

¡Shalom!